La escultura en el olvido
A veces la memoria de la ciudad y de la actividad pasada permanece y se resiste al olvido como un elemento documental imborrable preferentemente en los arrabales, en los lugares extraños, o de mero tránsito. Y mientras esos vestigios de memoria resisten noblemente al paso del tiempo, nos afanamos en su destrucción con una fuerza y violencia inusitada cargada de frivolidad. “El culto románico de las ruinas no es solamente la expresión de la desesperanza o el reconocimiento de la caducidad humana, sino también de la materialización de una protesta contra una época -la propia- a la que se le considera desprovista de los ideales heróicos” Argullol,R La atracción del abismo. Destino, Barcelona,2000, p.30 Este furor de amnesia colectiva animado desde las grandes metrópolis en su deseo mercantilista y globalizador arrastran cualquier indicio de memoria, y con ella la identidad de los pequeños lugares. Es como si la presencia de los vestigios del pasado actuasen de fantasmas del presente, remordiendo las conciencias del futuro. “En una sociedad como la actual en la que la nueva industria adopta formas blandas, no agresivas, que convierten la técnica en algo amable porque solo así es aceptada por el consumidor, es difícil que unas estructuras grandes, potentes, sin adornos, se conviertan en algo cercano. Ni siquiera el simbolismo que portan -desconocido en muchos casos por la cercanía cronológica-, consigue respeto o admiración”. Marrodan, E. De la fascinación a la nostalgia . La ruina industrial en el paisaje contemporáneo.p111 El paso del tiempo y las acciones de destrucción de algunos elementos industriales deja al descubierto unas construcciones, espacios, elementos y materiales con un poder estético enorme. Pero el poder escultórico que reivindica esta investigación no solo radica en el aspecto formal de la ruina y su potencial estético, sino especialmente en la relación entre la ruina silenciosa que resiste la acción humana agresiva, directa y violenta en busca de la destrucción; como si de una performance se tratara, donde el tiempo cargado de nostalgia y de recuerdos, desafía a través de formas monumentales los complejos del presente. ”El lugar para la batalla del tiempo”; escribía la artista Magdalena Jetelová en 1994 en sus intervenciones sobre los viejos búnkeres de la Segunda Guerra Mundial en las playas del Mar del Norte en Dinamarca donde “La guerra definitiva se vuelve teatralidad”. Simmel decía que las ruinas eran el resultado de la gran contienda liberada entre el hombre y la naturaleza. “ El efecto es trágico pero no triste, porque la destrucción no ha venido desde fuera ,solo es la naturaleza que recupera lo suyo, y por eso las ruinas exhalan un sentimiento de paz. Cfr SIMMEL,G Sobre la aventura. Ensayos filosóficos, Península, Barcelona , 1988. Ed.or. Philosophische Kultur, Verlag Klaus Wagenbach, Berlín, 1911. Carlos Suárez, 2013 |