Losa del tiempo
«La pieza central propuesta para el cementerio Municipal de La Carriona, se gestó en el taller que tiene en Aguete (Pontevedra) el profesor y artista Javier Tudela, implicándose y acogiendo las dudas que conlleva todo proceso creativo, un debate que va más allá de la percepción de un material e implica su situación cultural y conceptualización. Con la Losa del tiempo, proyecto presentado finalmente, resultado de una investigación artística y documental, de diálogos y encuentros, se pretende crear un espacio de memoria con una obra realizada en acero corten con unas dimensiones de 6,5 m. de largo y 4,20 m. de ancho que se eleva ligeramente sobre el terreno, permitiendo acoger debajo de la losa un caótico amasijo de sillas, como indeterminado es el número de víctimas que siguen en las cunetas, “un objeto de fuerte carga simbólica, una forma pregnante (…) elemento teatral, poético, artístico”[1], del mismo material que la losa, situadas en forma desordenada. Frente a este elevamiento de la losa se colocan otras cinco sillas, realizadas igualmente en acero corten, invitando a mirar lo que permaneció escondido. El cinco es símbolo de lo humano, “de los cuatro puntos cardinales más el centro”[2], de los cinco sentidos, un número que aúna cielo y tierra, pasado y presente. La pieza con acento minimalista convive con registros figurativos, reformulando corrientes y tiempos, reevaluando los símbolos culturales en los espacios de memoria y asumiendo una obra site-specific, pensada para este lugar, con una resistencia a su integración como objeto de consumo. Este monumento no tiene la retórica de los triunfadores, es discreto, no es un grito que se encumbre, sino un lamento hacia el interior, sin una estructura grandilocuente, tratando de reconsiderar el papel de lo monumental en la memoria, de conversar con la ausencia. Pero esta pieza podemos también definirla como un contramonumento, “un espacio donde ser y estar, estar juntos, donde el recuerdo es a la vez personal y colectivo, pero donde no se impone una forma, ni siquiera una forma física”[3]. En la tradición del monumento se ofrece una visión triunfalista del pasado, una mirada jerarquizada, ofrendas a personajes históricos a quienes parece que la sociedad presente tiene con ellos alguna deuda histórica y, sin embargo, esos simbolismos han sido destruidos o retirados en innumerables países y épocas, al cambiar la sensibilidad social o tomar conciencia de lo que representaban. La Losa del tiempo no define un tiempo concreto, pero estimula la memoria colectiva. Situada en un espacio recogido del cementerio, el antiguo osario, al que hay que acudir expresamente, muestra un cierto escepticismo monumental con la tradición del memorial. Pero este contramonumento tiene también su propia estética, las lágrimas cuando llueve que arrastra el óxido del acero corten a la superficie creando una mancha que se expande, dejando un reguero de herrumbre, al igual que se extiende el lamento de los perdedores. No hay una visión vertical sino una mirada hacia el suelo, recuperando la memoria, la conciencia, la experiencia dolorosa de los que quedaron bajo la tierra. Porque, en el fondo, es otra tumba más, con la losa elevada que nos permite mirar hacia dentro pero también experimentar las diferentes memorias que construyen esta pieza. Cada visitante encontrará en esta obra una experiencia polisémica, desde un recuerdo a los que quedaron silenciados y olvidados, anónimos bajo la losa de la ignominia que aún sentimos aplastando la verdad de la historia, a un necesario diálogo entre aquellos que se sientan a mirar la hondura del dolor y aquellas sillas, con las ausencias de las personas que las ocupaban, arrastradas por la tempestad de los asesinos. Otros verán un trasiego entre la memoria y la democracia, la necesidad de sentarnos a dialogar, pero sin olvidar a tantas víctimas que se quedaron sin voz, a las que no les dieron ninguna oportunidad de conversación sino el ruido fratricida de las balas. Pero, también, cuando el público se siente en las sillas dispuestas para el espectador se integrará en la pieza, convirtiéndose en parte de la escultura». Extracto texto de la publicación: Jaime Luis Martín. Autor: Carlos Suárez Comisario: Jaime Luis Martín. Documentación histórica: Pablo Martínez Corral Producción. Ayuntamiento de Avilés Ubicación: Cementerio de La Carriona Avilés Fabricación: Metalaser Norte Año: 2022 |