Carlos Suárez. “Cities on the World”.

Apuntalar el espacio para apuntalar una realidad igualmente precaria, desde ese gesto simbólico de estructura provisional, que a veces se torna definitiva, Carlos Suárez acomete un proyecto que tiene más que ver con la trampa y la falsedad en la construcción de la ciudad y la toma de conciencia de los lugares comunes, y no tanto con burbujas y especulaciones económicas.

Los desarrollos y reconstrucciones de nuestros entornos cotidianos se han acometido como simple fachada turística en la que el ciudadano forma parte del decorado, más como usuario consumidor que como habitante y parte esencial de la misma.

Tras la imagen urbana está la gran mentira de unos falsos cimientos sobre los que se suponen se sustenta la trama.

Escaparates de cartón piedra y dobles fachadas que tapan la decadencia y las condiciones reales de habitabilidad, vistas panorámicas preparadas para recrear una imagen de recuerdos turísticos, olvidando que el poso de memoria se solidifica en los interiores de quienes lo han levantado.

Carlos Suárez apuntala la idea, y acierta en el blanco del adormecimiento en el que se pretende enterrar el pensamiento crítico desde los dirigentes políticos, vendiéndonos estos una virtualidad cada vez más extraña y menos reconocible. A medio camino entre el decorado cinematográfico, reciclable, reutilizable e intercambiable, Las Vegas como icono y el teatro en el cual se pretende cada cual asuma su papel de figurante, para que el espectáculo ficticio continúe.

Un fenómeno repetido en cualquier lugar del mundo, Lisboa, Londres o el más cercano Avilés. Las recetas urbanas son transferibles, simples resoluciones gestadas en grandes corporaciones de arquitectura y urbanismo que aplican sus ideas con independencia de la localización y el pasado, al modo de los constructores itinerantes de otras épocas, en un instante en que el mundo se globaliza, haciendo irreconocibles los entornos y los perfiles de centros y periferias.

Ajimez arte. Febrero de 2013